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La gente de allí está viviendo en la Orden Unida, como también en Brigham City y St. Joseph, y mientras estaba en esos asentamientos nunca oí un juramento, nunca vi una pelea, nunca vi a un hombre o un niño fume un cigarrillo, o utilizar una onza de tabaco o la bebida de whisky, o beber una taza de café o té, excepto lo que he bebido yo. La idea de beber café donde nadie estaba bebiendo fue un muy mal ejemplo, pensé, para un apóstol, por lo que tomé, en lugar de café, agua y leche, y he sentido mucho mejor. La promesa es que los que guardan la Palabra de Sabiduría "correrán y no se cansarán, caminarán y no se cansarán," y puedo decir que he disfrutado de una salud mucho mejor que antes.
John Taylor, Conference Report 1880, 11. off-site (Inglés)
Manual 2: Administración de la Iglesia (Intellectual Reserve, 2010):
La única interpretación oficial de “bebidas calientes” (D. y C. 89:9) en la Palabra de Sabiduría es la declaración hecha por los primeros líderes de la Iglesia de que el término “bebidas calientes” se refiere al té y al café.
Los miembros no deben usar ninguna sustancia que contenga drogas ilegales. Tampoco deben emplear substancias nocivas o que formen hábito, excepto bajo el cuidado de un médico competente. [1]
"La Palabra de Sabiduría: D. y C. 89," Revelaciones en Contexto en history.lds.org (11 Junio 2013):
No obstante, se requirió tiempo para terminar con las prácticas que se encontraban tan profundamente arraigadas en la tradición familiar y cultural, sobre todo en vista de que se utilizaban con frecuencia bebidas fermentadas de todas clases para fines medicinales. El término “bebidas fuertes” ciertamente incluía los licores destilados como el whisky, y los Santos de los Últimos Días por lo general evitaron su consumo a partir de entonces. Adoptaron una postura más moderada en cuanto a bebidas alcohólicas más suaves, como la cerveza y el “vino puro de la uva de la vid, de vuestra propia hechura” (véase D. y C. 89:6). Durante las dos siguientes generaciones, los líderes Santos de los Últimos Días enseñaron la Palabra de Sabiduría como un mandamiento de Dios, pero toleraron diversos puntos de vista sobre hasta qué punto debía observarse estrictamente el mandamiento. Ese periodo de incubación dio tiempo para que los santos desarrollaran su propia tradición de abstinencia en el consumo de sustancias que crean dependencia. A comienzos del siglo XX, cuando los medicamentos científicos comenzaron a estar más ampliamente disponibles y la asistencia al templo se convirtió en un elemento más habitual de la adoración de los Santos de los Últimos Días, la Iglesia se encontraba lista para aceptar una norma más exigente de observancia que eliminaría los problemas como el alcoholismo entre los miembros obedientes. En 1921, el Señor inspiró al Presidente de la Iglesia, Heber J. Grant, a hacer un llamado a todos los santos para que obedecieran la Palabra de Sabiduría al pie de la letra, absteniéndose completamente de todo tipo de alcohol, café, té y tabaco. En la actualidad, se espera que los miembros de la Iglesia vivan esa norma más elevada.[2]
ARTÍCULOS TRADUCIDOS Y REVISADOS POR (ALBERTO BARRIOS)
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