FAIR is a non-profit organization dedicated to providing well-documented answers to criticisms of the doctrine, practice, and history of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints.
El Espíritu Santo/Ardor en el pecho
¿Es el "ardor en el pecho" un método fiable para determinar la verdad?
Traducido por Elena Blanch .
Plantilla:Designación pregunta
- Se afirma que la apelación de los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a la "revelación" o a un "ardor en el pecho" es subjetiva, que se basa en las emociones y que, por lo tanto, resulta ineficaz, poco fiable y susceptible al autoengaño.
- Los críticos sectarios también le restan importancia a las apelaciones de los miembros a las experiencias espirituales al compararlas con "un sentimiento cálido" o simplemente algo "que se siente al ver una película de Hollywood".
Ensign, "La enseñanza y el aprendizaje por medio del Espíritu"
Dallin H. Oaks, Ensign, (marzo 1997)¿Qué significa que "tu pecho arda dentro de ti"? ¿Tiene que ser un sentimiento de calor físico como el calor que produce la combustión? Si ese es el significado, nunca he experimentado ese ardor en el pecho. Seguramente la palabra "arda" en este pasaje de Escritura representa un sentimiento de consuelo y serenidad. Esa es la confirmación que muchos reciben; así es como funciona la revelación.
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Plantilla:Designación conclusión
El Élder Dallin H. Oaks dejó bien en claro la posición de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con respecto a la revelación y al "ardor en el pecho". En última instancia, según las enseñanzas de la Biblia, confiamos en que el Señor revelará la verdad:
Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. (Proverbios 3:5–6)
Plantilla:Designación respuesta
Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?
—Lucas 24:32
Se enardeció mi corazón dentro de mí; ardía fuego en mis reflexiones,y así hablé con mi lengua:
—Salmos 39:3
Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien.
—D&C 9:8
Los críticos sectarios y las raíces bíblicas de los sentimientos de ardor
Es extraño que los críticos sectarios critiquen el hecho de que la comunidad de los Santos de los Últimos Días apele a un "ardor en el pecho" cuando las raíces de dicha expresión se encuentran en la Biblia misma.
Después de la resurrección de Jesús, Él caminó con dos discípulos por el camino a Emaús. Ellos no reconocieron a Jesús, pero lo escuchaban mientras "les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían". (Lucas 24:27).
Después de partir el pan con ellos, Jesús se manifestó a los discípulos, y desapareció de su vista.
Resulta interesante que ellos no se hayan dicho el uno al otro: "Debíamos haber sabido que era Jesús a causa de su enseñanza de las Escrituras". Más bien, sus explicaciones fueron más allá de sus facultades intelectuales. Ellos dijeron:
- ¿No ardía nuestro corazón en nosotros mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?(Lucas 24:32)
Parece poco probable que los críticos sectarios, quienes generalmente trabajan para defender la Biblia a su leal saber y entender, hayan pasado por alto el testimonio de los discípulos de Jesús por el simple hecho de que fue descrito con palabras muy propias de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tales como "ardor" y "corazón". Ciertamente, los sectarios no discutirían que los discípulos en Lucas 24 habrían sido manipulados emocionalmente o que estaban experimentando una especie de efervescencia social por el simple hecho de que apelaron a sus sentimientos al decirse el uno al otro que estaban en la presencia de un ser santo. El evangelio no era algo nuevo para los discípulos en Lucas 24. Ellos sabían lo que se sentía experimentar la presencia de Cristo y reconocieron dicha sensación incluso cuando no la estaban esperando. La naturaleza humana sigue siendo la misma en la época contemporánea y es lógico pensar que, incluso en nuestros días, las personas que reciben testimonios espirituales pueden reconocer la diferencia entre las sensaciones espirituales y las emociones que genera una película de Hollywood.
Malentendido o tergiversación
Decir que la experiencia reveladora que reciben los Santos de los Últimos Días es exclusiva o principalmente "emocional" es un malentendido o una tergiversación fundamental. El testimonio conjunto de la mente y el corazón es la clave de la doctrina mormona. En muchos casos, incluso el cuerpo se ve involucrado y, por lo tanto, se recurre al uso de un lenguaje tal como "ardor en el pecho". En el concepto que tiene la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sobre la experiencia humana no existen compartimentos separados y rígidos con etiquetas tales como emocional, intelectual y físico. El enfoque mormón sobre esta experiencia es integral e involucra a todas nuestras facultades, las cuales operan simultánea e inextricablemente. De conformidad con D&C 88:15, escritura que dicta que "el espíritu y el cuerpo son el alma del hombre", somos más que solo la suma de nuestras partes internas y externas. Por lo general, no es posible ni deseable rechazar y reprimir cualquiera de nuestras facultades. Todas ellas se combinan para ofrecer formas útiles y válidas de llegar a conocernos a nosotros mismos, al mundo y a Dios. Todas están involucradas en una verdadera experiencia espiritual.
En consecuencia, una experiencia "espiritual" mormona tiene contenido intelectual e incluye elementos emocionales de paz o alegría. En los primeros días de la Iglesia, Oliver Cowdery recibió la siguiente revelación por medio de José Smith:
- De cierto, de cierto te digo: Si deseas más testimonio, piensa en la noche en que me imploraste en tu corazón, a fin de saber tocante a la verdad de estas cosas.
- ¿No hablé paz a tu mente en cuanto al asunto? ¿Qué mayor testimonio puedes tener que de Dios? (D&C 6 22-23:{{{4}}}).
Observe que la información se manifiesta a la "mente", y luego una sensación de paz acompaña a dicho don intelectual. Además, la solución de dudas o inquietudes posteriores no depende de "un sentimiento" por sí solo, sino de una advertencia para recordar información específica comunicada anteriormente.
Esto coincide con el patrón de revelación que se le explicó a Cowdery más adelante.
- He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme.
- Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien.
- Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa, sino que te sobrevendrá un estupor de pensamiento que te hará olvidar lo que está mal... (D&C 9 7-9:{{{4}}}).
Una vez más, el testimonio conjunto de la inteligencia y el corazón es esencial. Si uno de estos elementos no concuerda con los demás, entonces la revelación aún no ha confirmado la materia en cuestión. Cualquier persona que se basa exclusivamente en una sola de estas facultades (ya sea el sentimiento, el razonamiento o la sensación física) no entiende correctamente el enfoque mormón sobre la confirmación espiritual.
Sin lugar a dudas, muchos miembros de la iglesia hablarán sobre la forma en la que se "sintieron" cuando oraron o tuvieron otras experiencias con Dios. Sin embargo, asumir que “sentir” significa simple, única o principalmente experimentar una “emoción” es entender de manera errónea estas experiencias. Lo que les falta a estas descripciones es vocabulario. El problema con ellas es más semántico que es sustancial. Un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se ve limitado, en un sentido, porque no hay ninguna palabra buena disponible para describir lo que sucede durante una experiencia espiritual. Estas experiencias son inefables, por definición, ya que desafían toda descripción. Debido a que no muchos de nosotros tenemos los poderes poéticos y metafóricos de profetas como Isaías y Juan, no nos queda más que hacer todo lo posible para transmitir lo que hemos experimentado con palabras cargadas de connotaciones seculares que los críticos pueden malinterpretar si así lo desean.
Hugh Nibley, un erudito santo de los últimos días, se arriesgó a emitir una suposición sobre cómo se llevaría a cabo este proceso de interpretación deliberada:
- Él no puede concebir cómo alguien podría adquirir conocimiento mediante cualquier método que no sea el suyo. Él no puede creer que alguien haya experimentado algo que él no ha experimentado. . . “Nunca he visto una visión”, dice el [escéptico], “por lo tanto, José Smith nunca tuvo una. He tenido sueños [o experiencias conmovedoras], por lo tanto, eso es lo que debió sucederle a él”.[1]
Los primeros cristianos experimentaron sentimientos similares a un "ardor en el pecho". Justino Mártir escribió sobre su conversión en su libro llamado “Diálogo con Trifón”. En él, declaró que era un filósofo hasta que conoció a un anciano que le presentó a los profetas hebreos y, entonces, "una llama encendió su corazón" y se dio cuenta de que "esta filosofía (cristianismo) era, por sí sola, verdadera y beneficiosa". [2]
La obra “Pastor de Hermas”, que alguna vez fue considerada como escritura, dice: "Dos ángeles hay en cada hombre: uno de la justicia y otra de la maldad [...] El ángel de la justicia es delicado, y pudoroso, y manso, y tranquilo. Así, pues, cuando subiere a tu corazón este ángel, al punto se pondrá a hablar contigo sobre la justicia, la castidad, la santidad, sobre la mortificación y sobre toda obra justa y sobre toda virtud gloriosa. Cuando todas estas cosas subieren a tu corazón, entiende que el ángel de la justicia está contigo”. [3]
Plantilla:Designación información adicional
Proceedings of the 2005 FAIR Conference, "Believest thou…?: Faith, Cognitive Dissonance, and the Psychology of Religious Experience"
Dr. Wendy Ulrich (psicóloga colegiada con más de 25 años de experiencia), Proceedings of the 2005 FAIR Conference, (agosto 2005)¿Cómo decidimos qué creer en materia religiosa?Lo que también llama mucho la atención es la frecuencia con la que no recibo sentimientos o impresiones espirituales, aun cuando recibirlos sería más conveniente para mi fe y consuelo. Lo que realmente me gustaría saber no es tanto por qué tengo experiencias que promuevan la fe en momentos predecibles como, por ejemplo, por qué no tengo experiencias que promuevan la fe en momentos en los que recibirlas sería de gran ayuda. Podría explicar un sentimiento cálido como una ilusión en lugar de como el Espíritu si, en general, este surgiera según mi voluntad. Sin embargo, ¿por qué pasaron años sin recibir ningún tipo de reducción en la intensidad de mis sentimientos de traición y de duda sobre un aspecto particular de la historia de la iglesia, aunque había suplicado desesperadamente a Dios en busca de respuestas? ¿Y por qué, si ya había decidido que no recibiría ninguna respuesta satisfactoria, recibí una respuesta que no solo me satisfizo, sino que me hizo sentir humilde, asombrado e instruido con cuatro simples palabras pronunciadas por el Espíritu a mi corazón? Estoy de acuerdo con que se debe ser cuidadoso con las conclusiones a las que llegamos cuando sentimos algo dulce o bueno, pero ¿cómo puedo explicar el comentario de un joven investigador chino que les preguntó a los misioneros, durante su lección, "¿Por qué me siento fría cada vez que leer el Libro de Mormón? Incluso cada vez que toco este libro me siento fría y no logro comprenderlo”. Les aseguro que ningún misionero le había enseñado a esta chica a esperar una sensación de frío en asociación con el Libro de Mormón. Esto no es parte del lenguaje del Espíritu en absoluto. Fue únicamente al escucharla pacientemente que los misioneros pudieron discernir que esta sensación de frío que ella no lograba describir en español no era negativo para ella, sino más bien que se trataba de la sensación que podríamos describir como piel de gallina, un concepto que nunca habían discutido y sobre el cual no tenían vocabulario en común. De modo que ¿cómo debo decidir qué creer? No existe una fórmula simple que se aplique fácilmente a todas las situaciones. Sin embargo, existe un lenguaje del Espíritu que aprendemos a través de la experiencia, la práctica y la atención, y que utiliza tanto los sentimientos como la razón para comunicarse.
Las personas que provienen de diversas tradiciones religiosas tienen experiencias "espirituales", tales como sentimientos, visiones, premoniciones y encuentros, las cuales deben descifrar según sus propias conclusiones. No es inusual que, gracias a esas experiencias, las personas lleguen a la conclusión que Dios es su Dios, que Él está cerca, o que algo asociado a esa experiencia está relacionado con la voluntad de Dios. A menudo, en la Iglesia, animamos a las personas a buscar esos sentimientos y experiencias como evidencia de la mano de Dios o de la veracidad del mensaje de la Iglesia. Sin embargo, personas de otras religiones también pueden tener tales experiencias. ¿Cómo se diferencian la piel de gallina y las emociones que experimento cuando alguien habla en una reunión de testimonios de la piel de gallina y las emociones que experimento cuando el empieza el desfile de las 4:00 de Disneyland? Los críticos pueden concluir que no existe una diferencia real, que no se puede confiar en los sentimientos o que estos no guardan ninguna relación con el espíritu, y que los miembros de la iglesia están siendo engañados por los misioneros que les enseñan que tales experiencias son un testimonio de la verdad otorgado por el Espíritu Santo. Se ha utilizado este argumento para desacreditar las experiencias "espirituales", calificándolas como únicamente emociones subjetivas sin significado sobrenatural. En muchos casos, podría decir que concuerdo con ellos. Por ejemplo, el hecho de que yo experimente ciertas emociones en respuesta a una película (incluso una película de la iglesia) puede decir más sobre la credibilidad de los actores o del talento del director que de la presencia de Dios o de la exactitud histórica del mensaje.
Afortunadamente, no se nos deja a la emoción como única herramienta para discernir la presencia de la mano de Dios en nuestras vidas. Tanto la razón como la experiencia, el consejo de los demás y otras formas de revelación pueden sernos útiles. En efecto, me he dado cuenta de que la emoción se presenta solo en algunas de mis experiencias espirituales y, a menudo, de manera secundaria. Aun con más frecuencia, los suaves susurros y confirmaciones del Espíritu que recibo vienen a mí simplemente como si me ocurriera algo que siento que es correcto y que no presenta ningún tipo de emoción en absoluto. Otras veces, mis emociones han sido intensas, pero la clara voz del Espíritu es absolutamente tranquila y fuera del alcance de mis pensamientos o experiencias. Algunas de mis experiencias espirituales más claras se han presentado como una pregunta o una afirmación en mi mente que me sorprendió por completo o que me tomó un momento asimilar y comprender. Otras se han presentado como un amor puro que supera la capacidad de mi imaginación. He recibido impresiones para hacer algo que, una vez materializado, produjo un resultado sorprendente pero completamente impredecible y que era una clara respuesta a una oración. Asimismo, por lo menos un par de veces, Dios simplemente me dijo algo que fue confirmado más adelante, pero que no tenía ninguna forma de saber por cualquier otro medio. Espero que las personas de diversas tradiciones religiosas puedan tener experiencias similares y me siento cómodo al imaginar a Dios en muchas de ellas, aunque estas resulten difíciles de explicar como algo más que una sensación de calor producida por uno mismo. Me siento cómodo con la incertidumbre producida por la conclusión alcanzada gracias a tales experiencias, la cual va más allá de la experiencia en sí.
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Notas
- ↑ Hugh W. Nibley, The World and the Prophets, 3rd edition, (Vol. 3 of Collected Works of Hugh Nibley), edited by John W. Welch, Gary P. Gillum, and Don E. Norton, (Salt Lake City, Utah : Deseret Book Company ; Provo, Utah : Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1987), 31. ISBN 087579078X.
- ↑ Dialogue with Trypho 8, Ante-Nicene Fathers 1:198
- ↑ Shepard of Hermas, Ante-Nicene Fathers 2:24